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Balada de la redención

Al mismo cielo y a mi Dios sublime

sin más aviso les pedí consuelo,

la tarde sin querer estaba muerta,

y triste mi alma se vistió de invierno.

¿Por qué se tiene que morir la gente?...

¿Por qué los cielos me parecen negros?...

toda mi angustia se vistió de luto

cuando en su frente le dejé mi beso.

No pude ver de nuevo sus pupilas

ni al ángel blanco que veló su sueño...

sentí tan solo el palpitar de un ave

como el crujir de ramas en el fuego.

Y le grité al señor, con mi tristeza,

y le grité con mi agotado pecho:

¿Dónde es que estas señor? ¿Se fue tu amor?

Tan solo en su respuesta vino un viento...


 

y como sombra me quedé en silencio.

El viento perfumó la triste estancia,

nadie pudo notar, en su dolor,

orlados ángeles batir sus alas.

Se vieron maravillas en el cielo

al rasgar los querubes linda arpas.


 

Entonces puse al suelo mis rodillas

y puse en manos de mi Dios su cuerpo

y en el concilio de mi triste pena,

se asoma de mi alma... Padre nuestro

que estás en el…

 

 

Moreno José Luis

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Poemas a discreción, Los cuentos del abuelo

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