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El reflejo de sus ojos.
Recuerdo de los tiempos con arrojos
travieso que jugaba, era sencillo:
mi madre me cuidaba con su brillo
mi vida fue el tropel de sus congojos.
Dormía en el reflejo de sus ojos:
sabía que tan solo era un chiquillo
soñando en el dragón de aquél castillo
que fácil le quitaban sus enojos.
llenaba su carita de molestia,
si yo hacía que tan solo un perro ladre
jalaba de mi oreja... ¡con modestia!
De paso me acusaba con mi padre.
¡Hay de aquel!, que dijera ¡Es una bestia!…
Defendía a su hijo... ¡Ella es mi madre!
Mortado 05/10/2014
Poemas a discreción, Los cuentos del abuelo
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