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La tarde que morí…
Sin querer una tarde te he mirado:
al pie de una ventana, que oportuna
golpeaba en suspiros sin fortuna;
buscando lo mejor de mi pasado.
Cuando fuiste de mí, lo más dorado:
en las sombras eternas de la luna,
aguardaba ese amor que nos reúna;
que lo añoro, y por siempre le he llorado.
La tarde que de lluvia se vestía
bien sentí que olvidaste tus arrojos,
tu mirada ocultaste de la mía
y mis labios que esperan siempre rojos
los besos de un amor que pasaría…
La tarde que morí… Por ver tus ojos.
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