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Me dicen moreno…
Eran cerca de las doce
se puso duro el asunto…
con un silencio presunto,
religioso y venerable,
un querer inexorable
me dejó como un difunto.
Mas fingí ser un valiente
y me sentí tan ajeno
al probar de aquél veneno
que con desdén abrasaba
y su estela me doraba….
¡Que ya me dicen moreno!
Por lo amargo de su droga
su estrella me ha encadenado,
que la amé si ser amado.
¡Yo! sin embargo la adoro,
de sus cabellos, el oro,
en mis ojos se ha quedado.
José Luis Moreno
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