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Mercenario.
Soy hijo de la espada y el león,
soy desgracia de madre sin fortuna.
Mi paso y el rugido del cañón
hace undosa la cara de la luna.
Soy la paz que sin gracia ya se esfuma
en mutismo dejado por la acción.
Soy aroma de humos que perfuma
con roce del gatillo en su fricción.
Y apartando universos paralelos
al toque de certeza en la locura.
La furia de señores de los cielos
se olvidan de razones y cultura.
Soy muerte, con mis ojos de desvelo,
al filo de una espada que murmura.
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