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¡No te olvido!
El café que disfruto en la mañana:
humeante una taza me han servido.
El vapor que me envuelve en lo vivido,
de mi mente recuerdos solo emana.
¡Un hechizo! de nada siempre hilvana...
Las memorias no quiero y aún presido
y quisiera olvidar la más sufrido,
ya cerrar por completo su ventana.
Al probarlo, me envuelve su dulzura:
como el beso que aún oigo su chasquido
que me diste amorosa y sin premura,
despertando en mi alma su latido.
Mas lo amargo me lleva a la locura…
El café así te evoca... ¡No te olvido!
José Luis Moreno
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