Prólogo

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Este libro que empieza en abril y de endecasílabo a alejandrino nos lleva por todo el universo y por lo que él contiene, es un viaje hacia la belleza, la armonía y la cadencia. Es una andanza aventurada que no tiene límites y se abre en horizontes. Con su vocabulario amplio y generoso, recompone las nociones que tenemos de las realidades que creíamos descritas y nos hace un favor de doble filo: Nos obliga a pensar si lo que sabemos es correcto y, lo que es terrible, si lo que vivimos ha sido suficiente.
¡Quién no sabe de nostalgias, de deseos repentinos, de fantasías, de conquistas! ¡Quién no ha sido héroe imaginario en una noche de vagancia solitaria! ¡Quién no ha sentido el sobresalto de lo prohibido, el nudo asfixiante de nostalgias, la duda implacable de un recuerdo que aparece de repente, entre anhelos delirantes! ¡Quién puede huir completamente de sí mismo! Y sin embargo, ¿cuántos podemos expresarnos como lo hace José Luis Moreno?
¿Será que el autor ha vivido en su propia dimensión?, o ¿será que nosotros, los mortales, no hemos podido asirnos a la divinidad que en él habita? ¿Será que no nos hemos estremecido suficientemente con los sentimientos que escapan a la limitada posibilidad que nos dan las palabras? Posiblemente, sus vivencias y las nuestras, aunque coincidan, tienen otro valor simbólico, otro momento en el tiempo que atestigua su alma. Y es por ello, por lo que al leerle, no podemos menos que admirarlo, entenderlo, comprenderlo, pero por sobre todas las cosas, necesitarlo.
No puedo olvidar pensar en las definiciones en las que los maestros de literatura, los escritores célebres y los aclamados Nobeles han ahondado, respecto de la poesía. Pienso, por fuerza, en el manejo sorprendente que el autor les da a las imágenes, en el acertado discurso del pensamiento poético que refleja y en el impecable manejo del ritmo y la eufonía. Trato de escribir en el balance del saber y del placer. Intento mantenerme incólume en las definiciones y conceptos. Pero mal haría en acudir a ellos, teniendo enfrente los versos que, en sí mismos, se encargan de definir y conceptualizar. Y mirando detenidamente cada línea, cada rima creativa, cada estrofa, cada conjunto arquitectónico de palabras y, hundiéndome placenteramente en su brevedad y densidad, en su concentración indescifrable, tengo que concluir que Poesía es eso que se escapa de manera turbulenta por los versos que reposan en sus manos.

 

 

Teresa Consuelo Cardona G.
Comunicadora Social – Periodista
Docente Universitaria - Investigadora.- Poeta.