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No hay decencia ya, en este mundo raro,
que ha perdido su toque original
y se luce muy abierto, ¡con descaro!
va perdiendo esa esencia virginal.
No me escondo que libre lo declaro,
ya que nadie en el mundo se parece…
Con las pruebas que tengo yo me amparo
y uno tiene muy bien lo que merece.
Mire usted, lo molesto que me veo,
que si paso un jardín de lindas flores;
Voy sintiendo en su aroma, su zaqueo,
sin vergüenza conquistan mil amores.
Con desdén, yo las miro y me volteo…
Porque siento que roban sus olores.
Mortado 06/25/2014
Poemas a discreción, Los cuentos del abuelo
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