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Masoquismo…
El látigo lloraba aquella tarde,
tus cielos murmuraban con su fuego:
con mil temblores de mi cuerpo ruego
apagues lacerando lo que arde.
Tu lengua ataca con sentido alarde
y oculto la mirada en mi sosiego
tus golpes en mi torso buscan ego,
en un cuerpo que goza ser cobarde.
La sangre derramada se hace fuente
y fluye de mi cuerpo en desdeñosas
heridas transformadas con lo ardiente
en llagas que mi mente torna en rosas
rojas, deleite que mi cuerpo siente.
y brotan del bouquet mil mariposas.
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