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Esas cosas del amor, donde en la intimidad de la alcoba pasan muchas cosas.

Sin ton... Ni son.

Con mis manos te seduzco

como entrando en una danza,

poco a poco te conduzco

que sin movimiento brusco

una muy despacio avanza,

Llega a rozar tu mejilla

Y a tu cuello recorrer,

ya tú cara hermoso brilla

como si fueras chiquilla

siendo toda una mujer.

 

Donde mi boca ya alcanza

de las mejillas tu piel,

que tu latido ya avanza

y en tus labios no descansa

Por qué todo sabe a miel.

Reciben muy respingonas,

! Ah! que labios tan traviesos

esas perlas re saltonas

y tus pesetas fisgonas

para comerlas a besos.

 

Al aliento de mis labios

todo tu cuerpo flexionas,

olvidando los agravios

como química de sabios

te derrites te fusionas.

Y tu ombligo me recibe

y yo te quisiera comer,

que tu cuerpo no se inhibe

dejando mí lengua arribe

que tu miel quiere beber.

 

que se siente ya erizado

con tu cuerpo endurecido

se siente tan arrullado

por caricias alcanzado

de tu cuerpo ya rendido.

Mas quiero yo probar tu miel

quiero descubrir el cielo,

esa esencia a moscatel

dulce aroma de tu piel

que estoy sintiendo tu vuelo.

 

Con mi lengua lujuriosa

tan caliente como el hielo

toco ese botón de rosa,

Que te pone tan ansiosa

y te hace alcanzar el cielo

Cuando aprieto suavemente

con mi boca muy sutil,

al succionar de repente

los murmullos de tu mente

me hacen sentir más viril.

 

De la caricia ya ansiada

con meneos muy fogosos

y de una suave estocada

sientes tú mi bien amada

esos deseos ansiosos,

con posición misionera

agitaciones en tiempos

unos rugidos de fiera

que la tierra tiembla entera

con tus jadeos muy lentos.

 

Los temblores ya se ascienden

y sus llamas que ya sientes

de los cuerpos que se prenden

y la mañana sorprendenen

tizones aun calientes,

Que los olores perfumen

con la noche de placer;

de sus mentes no se esfumen

si su relación presumen

y nadie puede romper.

 

Terminando relajado

de relación tan hermosa

porque el cielo que he encontrado,

de un olor a penetrado

como el bálsamo de rosa

como el campo y las praderas

los ríos y las rocosas

las mazmorras y calderas

que dejaron tus caderas

meneándose caprichosas.

 

Esa piel de fuego lento

cuando esta llega a sentir

se acrescenta muy violento

ese cuerpo tan sediento

me pide a gritos vivir.

Solo el rose de mis manos

y un poquito de tesón,

en una entrega de humanos

completos de vida, llanos

digamos sin ton… ni son.

 

 

 

 

Mortado                      03/13/2014

 

 

 

Poemas a discreción, Los cuentos del abuelo

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