Un sol de más...
Las teclas acarician suavemente,
melodías que crispan los sentidos;
Con destreza los dedos de las manos,
del hombre que toca un viejo piano;
Regala sus sonidos más que humanos.
Y al compás de un ritmo magistral,
está una nota que despierta y atrevida…
Se desplaza inocente y nada clara,
perdiendo sin querer esa tonada;
Que no alcanza la belleza de un total.
El hombre no cesa de su intento…
Arremete con fuerza desmedida;
Las teclas ya parecen aturdidas,
y la nota disfruta complacida.
El músico cansado y algo ciego,
no encuentra la falla en partitura,
el signo musical bien escondido…
Se aferra al pentagrama bien fundida.
De nuevo comienza la sonata…
El claro de luna bien se entiende,
la nota no encaja en partitura,
y termina en música patética…
Horrible consecuencia en la lectura.
El hombre sonríe… pide al cielo
que guíe sus dedos y su mente,
Creyendo que toca equivocado
las notas que a través de sus anteojos
poco ve y casi ya ni entiende.
Revisa… mira uno a uno bien los signos,
que tocan en su mente suavemente;
Sus pies como sus dedos siguen ritmos...
Y escondida la bribona de repente;
¡Destruye la armonía de sus mimos!.
Sol, do, mi… sol, do, mi…sol, sol/do, mi.
En secuencia un sol sale sobrando,
que eclipsa y elimina a un “do”,
fue fácil pues en que estaba el pensando,
sonriendo pues nunca se rendía…
No la quita, el ya sabe de su error,
comienza nuevamente, no tan tenso…
cierra sus ojos al oír esa armonía;
Con suspiros muy profundos de descanso.
La simetría que acaricia bien su alma
con la música, se deja bien llevar…
Pensado y flotando entre las notas
un sol del pentagrama ha de quitar,
su partitura luce esa nota enamorada de sus líneas,
que él entiende… ¡Pero no lo va a olvidar!.
Desconcentra el pentagrama de su esencia,
no la borra…¡Pero no la va a tocar!.
Mortado 10/01/2014